Los Mansos Humanos

Poesía y Defensa

Desde hace un mes los días han perdido veracidad, despierto agotado por una espera que no comprendo. Godot se ha instalado como rey, y la coronación fue celebrada sin previo aviso.

La furia se mezcla con otras emociones que se difuminan en mi almohada.

La intimidad clandestina es la orden del día, o quizás la acción no ejecutada que se sueña en la ciudad.

Los tratados filosóficos giran perdidos en las bibliotecas, vencidos por la telaraña de una epidemia que es difícil de desentrañar. Los efectos sociales y sus consecuencias matemáticas son pregonadas por millones de cajas luminiscentes.

Intento cotejar las noticias digitales con lo que puedo alcanzar a ver desde mi ventana; el horizonte se nubla, y el alcance de mi vista es corto. Solo observo una ciudad vacía, escenario de una tragicomedia que forma parte del menú de espectáculos acumulados que conforman nuestras sociedades.

Ahora la “Resistencia” es coordinada por la pasividad, y la posibilidad de consumo on line.

El héroe se queda en casa, lo heroico se transforma en consumir y ser consumido, la existencia y su realidad es virtual. Las bitácoras del hacer se publican en Instagram y Facebook con el objetivo de satisfacer nuestra necesidad por el otro.

Lo público se redefine, intimidad y exhibición coquetean con las cámaras de los celulares, nadie esta exento de la nueva forma de relacionarnos.

Mientras tanto, la cotidianidad permanece confinada. Eros se encuentra recluido en una torre binaria.

La incertidumbre se ha vuelto imperio, y el establishment, es controlado y dirigido por algo que ellos mismos gestaron, pero que ahora no perciben.

El vacío de las estrellas hacen que los navegantes naufraguen.

A tal tragedia aplaudimos todos los días a las 22:00.

La ilusión del nosotros queda confinada a dos metros de distancia del yo.

¿Quién ha orquestado esta realidad? ¿quienes soportan los días de cuarentena?

Lo cotidiano logra prevalecer, gracias al hombre o mujer que desaparece entre el vacío de las calles, para luego hacer presencia en los pasillos de los supermercados reponiendo lo consumido por quienes sí pueden guardar días en sus casas.

La seriedad de la pobreza repercute entre fronteras invisibles que siguen estando vivas en la ciudad, mas allá de los movimientos del virus.

El rigor de este tiempo se concretará en la “Nueva Normalidad”…

Santoèl

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